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Nadal vs. Djokovic

 

Pocas veces un curso tenístico se presenta de modo tan evidente en forma de mano a mano como sucede en este 2014. Rafa Nadal y Novak Djokovic llegan como absolutos dominadores del pasado año, y al estrecho margen que los separa en el ranking debemos añadirle que ambos parecen encontrarse en plena madurez. Todo apunta a que reinarán en el circuito una vez más en su interminable pulso por el número 1.

 

En las últimas dos citas de Grand Slam donde se han cruzado, el balear ha salido victorioso (Roland Garros y US Open). El español buscará, a buen seguro, recuperar el cetro en Montecarlo, donde el pasado abril fue derrotado por el serbio después de ocho entorchados consecutivos. Querrá también seguir mejorando sus ya excepcionales guarismos en Roland Garros intentando alzarse por novena vez con el Grand Slam parisino. Recordemos que Nadal es el único que se ha impuesto ocho veces en un mismo Major. De lo que no hay ninguna duda de que Rafa tiene marcado en rojo el mes de julio y la cita con el All England Club. ¿Será capaz de volver a ser competitivo en hierba tras los malos resultados de los últimos años? Si algo caracteriza a Rafa es su obsesión por superarse a sí mismo. Una tercera corona sería legendaria. En cualquier caso, el mayor desafío al que deberá enfrentarse Nadal este año que empieza será estar a la altura de su impecable gira americana del pasado ejercicio. Veintidós partidos y veintidós victorias suponen un buen puñado de puntos que defender en la mejor superficie de su máximo rival. Y en el horizonte, los ATP Finals, cita en la que el campeón español aún no se ha coronado.

 

Djokovic, por su parte, cuenta por victorias todos los encuentros que ha disputado desde que perdiese el primer puesto del ránking. El serbio parece decidido a recuperarlo cuanto antes. Su desafío más inmediato, convertirse en el primer jugador en encadenar cuatro victorias en Melbourne, dónde sólo él se ha impuesto en tres ediciones consecutivas. Completar el su particular Grand Slam en Paris será nuevamente su principal objetivo del año. Para ello deberá derrotar a su némesis de Mallorca. En el verano americano tratará de ser el primer tenista en conseguir el Career Golden Masters (haber ganado al menos una vez todos los Masters 1000), para lo que necesita imponerse en Cincinnati. Si quiere volver a ser el mejor, sabe que necesita encontrar la regularidad que le faltó al principio del pasado ejercicio y que, ante la fortaleza demostrada por Nadal, debe ser capaz de exprimirse al máximo en las pistas que más le benefician.

 

Esta rivalidad ya se encuentra entre las más grandes de la historia de este deporte. De hecho, ningún partido de tenis se ha repetido más que el Nadal-Djokovic, que cuenta ya con 39 capítulos (22-17 para Nadal). El año pasado, serbio y español cruzaron sus caminos en seis ocasiones, con un balance de tres victorias para cada uno. Este año, el Open de Australia será la primera ocasión en la que coincidan en el cuadro, aunque su condición de cabezas de serie 1 y 2 impediría que se vieran las caras hasta la final.

 

El nivel de Federer

 

El rey del tenis se resiste a dejar su trono. Desde hace años, se viene retirando en los foros tenísticos al que para muchos es el mejor jugador de la historia, pero él sigue mostrando una ambición llamativa en alguien que ha ganado 17 Grand Slam. El talento suizo ha ganado al menos un título al año desde 2.001. Algún día acabará esta impresionante racha, pero todo apunta a que no será esta temporada. Parece difícil que Roger pueda unirse de nuevo al dúo de cabeza, pero talento y ganas tiene de sobra para pelear los grandes títulos. La clave de su rendimiento estará en sus resultados de estos primeros meses del año. Si consigue desterrar las dudas, volverá a estar arriba. A Federer todavía le queda cuerda aunque sus días dorados queden lejos, como demuestra el exiguo balance de títulos del pasado año (solo ganó Halle). Quizás sea un buen momento para aprovechar el paso adelante de su compatriota Wawrinka para intentar un último asalto a la Davis.

 

Incógnita Murray

 

Cuando mejor se encontraba Andy, su espalda le obligó a parar. No sabemos cómo volverá el escocés después de su operación. Aunque su físico no se resienta, parece evidente que necesitará un periodo de adaptación para recuperar el ritmo de competición. Lo lógico sería que volviese a estar a punto para la segunda parte de la temporada, después de Roland Garros. Precisamente al inicio de la temporada de hierba asistiremos curiosos a la evolución de la racha que mantiene sobre suelo británico, donde suma dieciocho victorias consecutivas tras imponerse en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012 y en Queen’s y Wimbledon en 2013. En caso de vencer en las ATP Finals de Londres, se convertiría en el primer tenista que se corona Maestro como local desde Lleyton Hewitt en el año 2001. Andy tiene por delante desafíos muy interesantes y objetivos muy ambiciosos tras el salto de nivel, sobre todo mental, que había dado antes de su lesión. Puede que 2014 no se presente como el año ideal para que se convierta en el primer tenista británico que alcanza el número 1, pero como se demostró con el espectacular regreso de Nadal el año pasado, todo es posible.

2014, la temporada del gran desafío

Tras cerca de un mes de reposo, esta semana echa a andar el tenis. Un año más, los circuitos ATP y WTA recorrerán el mundo sin apenas descanso, y en Ojo de Halcón analizamos punto por punto lo que podemos esperar de la nueva temporada.

 

Alternativas al Big Four

Todos los años a estas alturas solemos preguntarnos si alguno de los llamados segundos espadas serán capaces de salir de la sombra de los cuatro jinetes del apocalipsis que son Nadal, Djokovic, Federer y Murray. Siendo realistas, sólo Del Potro parece una alternativa real a los de arriba, especialmente en pistas duras. No debemos olvidar que ha sido el único tenista capaz de robar un Grand Slam a este cuarteto desde 2006 (US Open 2008). El argentino ha dejado atrás definitivamente sus problemas físicos y ha encontrado una regularidad que siempre había echado en falta a la hora de comparar sus puntos ATP con los de sus competidores. Si mantiene la misma línea ascendente del último año podría intentar el asalto al podio ATP y seguro que luchará los grandes torneos. David Ferrer, por su parte, va cumpliendo años y cada vez parece más complicado que algún día llegue a aprovechar las ocasiones que ha ido dejando escapar durante toda su carrera. Sin embargo, si algo merece el alicantino es crédito. Son ya muchos los años en los que, cuando creíamos que ya había alcanzado su máximo nivel, nos sorprende a todos superándose una vez más. De momento, comenzará la temporada desde su situación más privilegiada de siempre. Da la sensación de que siempre le falta dar el último paso y de que las principales figuras suelen contrarrestar su juego con relativa facilidad y no parece que David tenga armas para cambiar esa dinámica. Talento y edad juegan en su contra, pero con Ferru lo que verdaderamente importa es el corazón.

Top 10

De entre los jugadores que intentarán entrar en el selecto club de los diez mejores jugadores del mundo, la regularidad de Milos Raonic y su progresión constante parecen darle una pequeña ventaja. El talento exquisito de Dimitrov le puede aupar a las posiciones de privilegio, pero deberá mantenerse centrado en el tenis y no ceder a los cantos de sirena que le designan como el nuevo Federer. Jerzy Janowicz es un tenista muy completo, que seguramente alcanzará esas posiciones, pero al polaco tal vez le falte un punto de madurez. Kei Nishikori es otro de los que siempre están en las quinielas, pero su endeblez física por el momento le veta un lugar al que por tenis estaría destinado. Otro que suena fuerte para protagonizar un definitivo ascenso es Benoît Paire, sin embargo, no encuentra por el momento la regularidad que necesita. Los top-ten actuales (Tsonga, Berdych, Wawrinka, Gasquet...), tienen capacidad de sobra para mantenerse en lo alto. En cuanto a otros tenistas que siempre merodean esas posiciones, convendría echar un vistazo al bombardero Isner, al irregular Almagro y al recuperado Monfils.

 

Jóvenes promesas

 

En cuanto a los tenistas que pueden dar un salto este año, todos los expertos coinciden en apuntar al joven Jiry Vesely. Armado de un gran saque y un catálogo de golpes planos temibles, este checo de 20 años de edad que el año pasado ya entró en el top-100 aspira a avanzar hasta una posición que le permita jugar todos los grandes torneos, aunque es demasiado pronto para exigirle más.El australiano Nick Kyrgios, prototipo del nuevo tenista potente, el terrícola argentino Christian Garín, y el talentoso alemán Alex Zverev (hermano de Misha) son otros nombres a tener en cuenta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Españoles

 

Nadal seguirá siendo Nadal, y con eso se acaban las dudas. David Ferrer es un tenista muy completo y regular, que rinde bien en todas las superficies, y seguirá haciendo buenos resultados, aunque probablemente no pueda mantener el nivel de estos últimos años. Fernando Verdasco es siempre una incógnita. Quizá tras su éxito en dobles (el año pasado ganó el Masters de Londres junto a Marrero) retome con fuerza su carrera de singlista y se centre en regresar al top 15. De Feliciano López sabemos que hará un par de buenos torneos, pero parece que no le alcanza para consolidarse en la élite. Nico Almagro ha alcanzado su máximo potencial tenístico, y su mayor margen de mejora lo hallamos en el aspecto mental. Si lo logra, puede rondar de nuevo el top-ten. Tommy Robredo, tras su maravillosa e inesperada temporada 2013, se ha ganado un ocaso tranquilo, y en tierra siempre es peligroso. De los que vienen, a pesar de la enorme progresión de Pablo Carreño, por ahora no es un Nadal ni un Ferrer. Cabe esperar que siga con su progresión, y alcanzar el top 30 esta temporada sería un éxito.

 

WTA

 

Un nombre: Serena Williams. Ella parece tener la sartén por el mango, las demás tenistas se repartirán lo que ella les deje. Puede que éste sea su año para asaltar el Grand Slam natural, pero también hay que recordar que ya cuenta con 32 primaveras. De las más jóvenes, la actitud ganadora de Azaranka seguro que la hace progresar un poco más, y se lo pondrá difícil a Serena. No se puede perder de vista a la jovencísima americana Stephens, que probablemente se asentará en el top 10. Hay quien la sitúa como la próxima dominadora del circuito tras Serena. Wozniacki no acaba de estallar y sigue fallando en los partidos apretados y los momentos decisivos de los torneos. La talentosa Radwanska está ante una temporada importantísima para ella, tratará de pelear por todo. Ana Ivanovic tiene muchísimo potencial, pero sigue tratando de salir de su laberinto mental. Por contra, Sharapova debe optar a todo. Es una fantástica competidora.

 

Españolas

 

La canaria Carla Suárez es la tenista española mejor situada en el ranking. Parece que ha encontrado por fin la regularidad, pero su máximo nivel está cerca. Le falta conseguir algún título para acercarse al top 10. Las más jóvenes llevan una progresión magnífica que deberían continuar: Lara Arruabarrena, Garbiñe Muguruza y Tita Torró deben competir tranquilas y progresar poco a poco. De las tres, Garbiñe parece la que más papeletas tiene para darnos alguna alegría este año. Sara Sorribes (17 años) es la gran esperanza para el futuro.

 

Copa Davis

 

Carlos Moyá se estrena en la capitanía en un mar de incógnitas. Si Nadal y Ferrer regresan, habrá muy pocos equipos capaces de batir a España. Además, a esta generación no parecen quedarle muchas oportunidades para seguir sumando ensaladeras. El relevo no está claro y a la superioridad de los individuales hay que sumar el gran nivel de las parejas de dobles y un calendario favorable.

 

Circuito de dobles

 

Probablemente los Bryan consigan acabar por décima vez al frente de la clasificación, pero la diferencia con el resto no es tan grande como hace unos años. La pareja Dodig-Melo puede ser la que más les complique la temporada, aunque en general creo que torneo a torneo habrá muchas alternativas. La gran inestabilidad de muchas parejas favorece que cada año aparezcan sorpresas.

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