Semifinales del US Open 2013. Quinto set entre Novak Djokovic y Stanislas Wawrinka. Tras un peloteo agotador, Stan busca recuperar un poco de aliento antes de servir, y sube los brazos en busca de la ovación de la grada del Arthur Ashe Stadium. El público le responde con un atronador aplauso. Es el reconocimiento a un jugador que no está acostumbrado a los grandes escenarios y parece huir de los focos. A pesar de su silueta gris y el aspecto enfermizo que le caracteriza, cae simpático. Es un tenista de los que siempre gusta ver. Su actitud aparentemente fría contrasta con la violencia estética de sus golpes desde fondo de pista, especialmente de su revés a una mano, considerado uno de los mejores del circuito. Este jugador de fondo con aspecto regordete es sólido y consistente en el peloteo, tiene un fantástico primer servicio y golpes de genio. Tal vez le falte ese punto de agresividad necesario para rematar los partidos y terminar de creérselo, quizá por haber sido siempre "el otro tenista suizo", a la sombra de Federer. En efecto, Stan acabaría perdiendo ese partido, contra el mismo rival que le había apeado del Open de Australia en un partido maratoniano que se decidió por 12-10 en el set decisivo. Otra oportunidad que se le escapaba para dar un paso adelante en su carrera. Sin embargo, de la mano de Magnus Norman, el entrenador que llevo a Robin Söderling a la cima, parece haber encontrado la regularidad de la que siempre ha carecido y aspira a meterse en su primera Copa Masters. Una vez allí, nadie duda de que podría plantar cara a cualquiera de los gallos del circuito.