top of page

Roger Federer

Nacimiento: 8/8/1981 (33 años). Basilea, Suiza

 

 

Estatura: 1,85 m

 

 

Peso: 85 kg

 

 

Profesional desde: 1998

 

 

Entrenador: Severin Luthi y Stefan Edberg

 

 

Ranking actual: 2 (octubre 2014)

 

 

Títulos este año: Dubai, Halle, Cincinnati, Shanghai

 

 

Momento cumbre de su carrera: Reconquista de Wimbledon en 2012 para establecer un récord de siete títulos en Londres y convertirse en el jugador con más semanas al frente de la clasificación ATP
 

 

 

 

 

Servicio:10

 

Resto:8

Derecha:10

Revés:9

Volea:10

Defensa:6

Mentalidad:9

Físico:7

 

Movilidad:9

Talento:11

Regularidad:10

 

Agresividad:10

 

Aceleración:10

 

Imaginación:10

 

Táctica:7

Si a Plutón se le hubiese puesto el nombre de Federer nadie discutiría su condición de planeta. La dimensión del suizo es descomunal, por su importancia y por lo que significa para el mundo del tenis. Hay que tener en cuenta que este monstruo mediático universalmente reconocido no es especialmente carismático, ni se le conocen extravagancias que potencien su popularidad.

 

Roger es un hombre tímido con una raqueta tremendamente elocuente. En la pista sólo habla él. Juega sin esfuerzo aparente, deslizándose de un lado a otro como si flotase. Sus golpes botan siempre en la finísima línea que separa lo sublime y lo perfecto, lo que genera en el público una mezcla de incredulidad, devota admiración y nostalgia.

 

Creo que eso es lo más asombroso de Roger Federer. Casi desde sus inicios, su incuestionable aura de tenista sobrenatural ha hecho que nos hayamos pasado gran parte de su carrera añorándolo, concentrándonos en degustar cada matiz de su juego, intentando retener sus elegantísimos movimientos en la retina de la memoria, pensando en el vacío del día en el que él ya no esté, disfrutando golpe a golpe, verso a verso.

 

Y es que hasta su aparición a comienzos de los 2000 cuando cogió (o arrebató) el testigo de Sampras, el deporte del tenis no había vivido nada igual. Había habido grandes campeones y dominadores del circuito, pero unos por su carácter (Connors o Lendl) y otros por su patrón de juego (Borg o McEnroe), no consiguieron trascender como el suizo. Si hoy en día este deporte vive uno de sus mejores momentos es porque en ningún rincón del mundo hay un ama de casa que no conozca a Roger Federer. Ni tampoco un niño que sueñe con ser tenista y no le quiera. Y sus entrenadores, encantados con ello: fijándose en Federer, sus pupilos pueden aprender cualquier estilo de juego sobre cualquier superficie. No tendrán lagunas en su tenis. Es, por decirlo de alguna manera, el primer tenista de la historia cuyos partidos son una enciclopedia completa para las escuelas.

 

Roger es la clase de tenista que consigue que los no aficionados se queden viendo un partido. Y no lo hacen porque sepan que es Federer, razón de suficiente peso, sino porque tienen comprobado que su ratio de golpes geniales por minuto es superior a cualquier otro. Hablando en plata: les hace flipar. Otra fortaleza de Federer es su aspecto humanizado, con esa incipiente barriguita que le aleja de los cuerpos atléticos de sus rivales y su desenvolverse natural y elegante, sin aspavientos, ni aparente esfuerzo, con la educación exquisita en sus derrotas y el respeto sincero en sus victorias. Para él, el tenis es sólo un juego y la pista, su hábitat natural. Juega porque ama este deporte y ésta es la única razón por la que sigue inmerso en el circuito.

 

Repasar sus récords o su palmarés resultaría absurdo. No tenemos tiempo suficiente y hacerlo sería reducir el genio a simples números. Baste significar que entre las temporadas de 2004, 2005, 2006 y 2007 el suizo firmó 315 victorias por tan sólo 24 derrotas (92,92 % de efectividad), alzándose en ese periodo con 11 Grand Slams. Sólo en esos cuatro años hay más éxito que en las carreras completas del resto de tenistas. El dominio fue tan abrumador y apabullante que desde entonces nadie atiende al resultado cuando juega Federer. Los rivales han pasado a ser invitados de lujo en el baile de quien se convertirá en la unidad de medida tenística universal desde el mismo día en cuelgue la batuta. Porque él hizo que todo cobrase sentido.

  • Facebook Classic
  • Twitter Classic
  • Google Classic
  • RSS Classic
bottom of page